lunes, 6 de julio de 2009

"MÁS ALLÁ DEL ARCO IRIS": CONSIDERACIONES "POLÍTICAMENTE INCORRECTAS" SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD.

Ya avisé (y, como dice el refrán, "quien avisa no es traidor"), en la presentación de este "blog", que mi "cuaderno de bitácora", aunque iba a estar orientado, fundamentalmente, a cuestiones filosóficas, trataría de todo tipo de temas, y no rehuiría reflexiones sobre asuntos de actualidad.
También creo recordar haber manifestado -y si no, lo declaro ahora- que mi blog pretendía ser "polémico", en el sentido de constituir un "aldabonazo" a la conciencia social que despertara a la gente de la modorra intelectual en que nos tiene sumidos la sociedad contemporánea y la obligara a hacer un esfuerzo por PENSAR de forma crítica.

Pues bien, el pasado Sábado se celebró en Madrid -supongo que también en el resto de España- el "día del orgullo gay". En la capital de España, la celebración fue particularmente bulliciosa: a todo "bombo y platillo". Multitud de carrozas y autocares descubiertos desfilaron por la Gran Vía, llenos de "chicos alegres" (creo que no hace falta aclarar que "gay", en las lenguas románicas -procedentes del latín- significa "alegre") de todo tipo, aunque prevalecían los de hombres musculosos, de cuerpo muy trabajado en el gimnasio y depilado -con mucho cuero y mucha gorra de marinero- (si bien también había "osos" luciendo orgullosamente sus cuerpos pilosos y menos cuidados): todo un canto a la belleza del cuerpo masculino (un griego clásico o un artista del Renacimiento hubieran encontrado ahí abundante materia prima para esculpir excelentes obras de arte). Numeroso público -"gay" y "hetero"- observaba desde los márgenes de la avenida el desfile, caracterizado por ostentosa vistosidad, su ambiente festivo, su entusiasmo, su ruido atronador...Por las calles del centro de Madrid se veían parejas o grupos de chicos/as vestidos de forma llamativa, original y divertida, enarbolando la bandera del arco iris.

Sin embargo, uno no podía dejar de sentir en todo aquéllo, con cierta desazón, una especie de EXCESO en la "fanfarria", de EXHIBICIONISMO exagerado, de RUIDO ensordecedor. Quizá se debiera a que la tarde-noche era calurosa, y lo "candente"del desfile contrubuía a acentuar la sensación de calor sofocante. Sin embargo, cuando todo terminó, cuando las carrozas y autocares desaparecieron, cuando se limpió y reanudó el tráfico en la Gran Vía, cuando la concentración de gente se disolvió, cuando volví a casa a altas horas de la madrugada y me metí en la cama, mientras, solitario, fumaba un cigarrillo envuelto en un espeso silencio rodeado de oscuridad, inmediatamente antes de ponerme a dormir, me di cuenta de que ese sentimiento de desasosiego que me había asaltado durante la fiesta de celebración del "día del orgullo `gay´" no obedecía a meras razones de forma, sino a motivos de fondo más profundos...

Quiero aclarar que soy "heterosexual", es decir, un hombre que, desde el punto de vista sexual, se siente atraído por las mujeres, pero me considero una persona políticamente de izquierdas, de mentalidad abierta, pensamiento avanzado y sensibilidad progresista. Por tanto, no tengo nada contra los homosexuales, y si a alguien se le ocurriera calificarme de "homófobo", lo consideraría como un grave insulto...De hecho, yo mismo, cuando en reuniones con familiares, amigos o compañeros de trabajo se hace alguna alusión irónica o de mal gusto a los homosexuales o a la homosexualidad, suelo decir en broma que, bien mirado, yo también soy "lesbiano", puesto que, como a las "lesbianas", a mí me gustan igualmente las mujeres; y que ese calificativo podría aplicarse con toda propiedad a todo hombre heterosexual...Tan alejado estoy de la "homofobia" que, de hecho, el compañero de trabajo con el mejor me llevo y con el que más confianza tengo es.... ¡"gay"!. Tal es el grado confianza que nos une, que más que compañero de trabajo lo considero un amigo: hemos compartido despacho durante varios años (hasta que los avatares del trabajo hicieron que cada uno tuviera su propio "cubil", hecho al que yo me refiero jocosamente diciendo que, desde ese momento, dejamos de ser "pareja de hecho"), he estado varias veces en su casa y he tenido con él largas y sustanciosas conversaciones, llenas de libertad y desenfado, en las que él me ha contado sus aventuras y desventuras amorosas y sexuales, lo que me ha permitido conocer y familiarizarme indirectamente con los entresijos del mundo "gay".

Por otro lado, cuando la mentalidad social comenzó a mostrarse más permisiva con el fenómeno homosexual, me alegré profundamente, porque consideré que "era de justicia". Como Licenciado en Derecho, sé que, en la mayoría de los países del mundo, la homosexualidad se considera -o se consideraba hasta hace poco- como un delito merecedor de graves penas que, en algunos lugares llegaban incluso hasta la abominación de aplicar a los homosexuales la pena de muerte. Sabía de primera mano que, en España, durante la dictadura franquista, la Ley de Peligrosidad y Rehabiltación Social consideraba la homosexualidad casi un delito al que se aplicaban "medidas administrativas" bajo las que se encubrían verdaderas sanciones penales. Por éso, cuando, tras la liquidación del régimen franquista y la instauración de la democrácia los homosexuales fueron conquistando poco a poco parcelas de libertad, apoyé íntimamente aquel fenómeno. Y ahora que España ha pasado, de ser un paradigma de represión y conservadurismo, a ser uno de los países del mundo occidental más avanzados en materia de derechos y libertades individuales, y de apoyo a las minorías antes marginadas, me siento orgulloso de mi país. Sí: me siento orgulloso de vivir en un país donde los homosexuales pueden casarse y adoptar hijos, donde las parejas de gays y lesbianas pueden ir paseando, abrazados o cogidos de la mano, por cualquier avenida céntrica, besarse sin recato o hacerse carantoñas, sin suscitar más que la atención de los turistas extranjeros, que observan boquiabiertos ese fenómeno, como diciendo: "¡ésta no es nuestra España, que nos la han `cambiao´" (mientras los "nacionales" pasan apresurados yendo a sus cosas y pensando en sus asuntos, sin darle al hecho mayor importancia). Entonces, cuando veo la cara pasmo de los "guiris", yo también me siento partícipe en cierto modo de una especie de "orgullo gay". Es más, podría decirse que, desde hace un tiempo, en España, ser "gay" está de moda: no hay película o serie de televisión española que se precie donde no aparezca un "gay" para darle un toque de colorido, originalidad y modernidad; innumerables personajes de relevancia pública (desde conocidos actores, directores de cine o cantantes hasta políticos) han "salido del armario" proclamando su homosexualidad.

Sin embargo, seamos sinceros: todo lo anterior no puede ocultar el hecho de que la homosexualidad es una ANORMALIDAD y que los homosexuales son personas ANORMALES. ¡Cuidado!: he dicho A-NORMALIDAD y A-NORMALES, sin ánimo de injuriar, (no "subnormalidad" ni "subnormales", lo cual sí podría interpretarse como un insulto) desde un punto de vista estrictamente lingüistico y estadístico, es decir, como algo que supone una "desviación de la norma". Los especialistas (sociólogos, psicólogos, antropólogos) consideran que los homosexuales constituyen, aproximadamente, entre un 10 y un 15% de la población total: es desde este punto de vista que me tomo la licencia de afirmar que los homosexuales son "a-normales" y que la heterosexualidad es lo "normal" (en el mismo sentido, los genios también son "anormales", porque su coeficiente intelectual está muy por encima de la media y constituyen una parte ínfima de la población: ¿y alguién podría sentirse insultado si lo calificaran de "genio"?).

Lo cierto y verdad, y pese a quien pese, la verdad es que "la madre Naturaleza" ha hecho de la heterosexualidad la norma y de la homosexualidad la excepción: de lo contrario, no ya la especie humana, sino prácticamente ninguna especie animal o vegetal hubiera sobrevivido y se hubiera extendido por la faz de la tierra. Si la mayoría de los humanos fuéramos heterosexuales, la especie humana se hubiera extinguido hace millones de años. Basta, simplemente, con examinar nuestra configuración fisiológica: el pene masculino está hecho para penetrar en la vagina femenina y ésta se encuentra configurada para recibir a aquél.

¿Qué pensarían los "gays" si los "heterosexuales" decidiéramos, en un momento dado, comenzar a celebrar anualmente, "a bombo y platillo", el "día del orgullo `hetero´?. Pensarían, lógicamente, que estamos locos. ¿Por qué?: porque ser heterosexual es lo NORMAL, y la normalidad no necesita expresarse a través de "fanfarrias" ni fiestas llenas de sonido, luz y color; la normalidad se ejerce cotidianamente sin más, y punto.

Parece lógico que, tras una larga, oscura y represiva dictadura de casi 40 años, al llegar la democracia, los homosexuales comenzaran a reivindicar su rehabilitación legal y social, a exigir la retirada de la estigmatización que pesaba sobre ellos. Sigue pareciendo lógico que, al conseguirlo, su éxito estallara en una fiesta de música, luz y color; de globos, serpentinas, confetti y fuegos artificiales. Pero, una vez logrado su objetivo: ¿Qué sentido tiene seguir haciendo tanto ruido?. Acabada la fiesta, ¿no podrían dedicarse a ejercer cotidiana y normalmente su orientación sexual?. Y aquí viene el "quid" de la cuestión, la razón de ser de este artículo: ¿No será la continuidad de la fiesta, la exhibición del orgullo y el ruido un medio que los homosexuales emplean para acallar una voz interior que les susurra al oído que, en el fondo, HAY ALGO DENTRO DE ELLOS QUE NO ENCAJA, ALGO QUE NO MARCHA, ALGO QUE NO FUNCIONA BIEN, ALGO QUE NO ES COMO DEBERÍA SER DEDE EL PUNTO DE VISTA NATURAL...?.

Mientras me fumo el último cigarrillo del día antes de echarme a dormir reflexiono: es probable que, por lo que acabo de decir, se me tache de retrógado, de reaccionario, de ser "políticamente incorrecto". Pero, filias y fobias aparte, la verdad está por encima de todo y no tiene sexo...¡Qué difícil se hace, a veces, llevar un "blog" titulado "Filosofía a martillazos"!; porque "filosofar con el martillo" en ocasiones puede hacer daño -incluso más al que propina el "martillazo" que a quien lo recibe-...

3 comentarios:

  1. hola martillero publico, queria decirte que comparto tu opinion de que la homosexualidad es anormal ¿pero que decir de la bisexualidad?
    ¿piensas que esto es tambien anormal? yo considero que un hombre que desprecia a las mujeres totalmente es anormal, pero alguien que anda con mujeres y a veces para variar con hombres, no es anormal, solo le gusta experimentar nuevas sensaciones sin dejar de tener relaciones con mujeres. Lo mismo en el caso de las mujeres bisexuales.
    Pero en fin , concuerdo que la homosexualidad es algo anormal, pero tambien es anormal el llamado "macho" o la denominada "dama". son construcciones sociales. me gustaria seguir con el debate para saber tu opinion. Yo tambien reivindico a los homosexuales, estoy muy lejos de ser homofobico pero seamos sinceros !alguien que desprecia las mujeres es anormal!

    saludos y comparto el final ...filosofar con el martillo" en ocasiones puede hacer daño -incluso más al que propina el "martillazo" que a quien lo recibe-...

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  2. Saludos. La zoofilia es anormal, el asesinato es anormal, la pederastia es anormal. ¿Es bueno o malo lo anormal?

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  3. Quizá todo eso lo empleen para acallar esa voz ya no interior, sino exterior. Aún quedan muchas voces exteriores, demasiadas.

    Un saludo.

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